viernes, 7 de marzo de 2008

De la viuda

Se ha secado el árbol que daba amparo,
ha caído.
¿Dónde iremos?
Mañana,
ahora,
y después de mañana.
¿Dónde iremos?

Apreté contra el pecho a mi niña.
Ella no podía saberlo.
Allí,
detenido,
tieso,
aún estaba.
Se ha secado el árbol que daba amparo.

Por la madrugada una última tos seca,
retumbe sordo,
como último hachazo de dolor le ha herido.

¿Dónde iremos mañana,
y después de mañana?
Ahora que aún está aquí,
tieso,
caído.
Inmóviles las manos del trabajo.


"Sosténgame a mi niña,
prepararé mate para los que han venido.
Amanecerá pronto."

Ha dejado de sufrir,
no hay galletas.
La habitación parece muy alta y muy fría.
Su patrón a mandado decir
que pagará el entierro.

¿Y nosotros?
¿Dónde iremos?,
mi niña.
Los aún vivos.
¿Dónde iremos?
Luego de este amanecer oscuro

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero 2007)

No hay comentarios: