jueves, 30 de abril de 2009

Avanti poppolo

Cero a la izquierda del poema.
Puedo asegurarte que no será agua
lo que brotará de tu costado,
igual dalo en afán de compartir,
si es eso lo que quieres.
Acá no hay mostrador,
defensa del consumidor,
devolución,
ni nada más que esto que ves
a lo que nada agrega esto que digo.

Subordinación a tus deseos
y valor,
yo de suerte no sé.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, mayo de 2009)

martes, 28 de abril de 2009

Poema a la sombra

El Sol parece un relámpago contínuo.
Paisaje de acetato brilla con su luces prestadas
a pleno mediodía y sin pedir permiso.

El pampero corre,
yo me reservo los pasos para más tarde,
Me mira una calandria que comparte mi refugio bajo las ramas,
Me mira y me mira.
¿Querrá mi brazo?
¿sabrá que escribo la palabra:
pá-ja-ro?

¿quién sabe cuando llegará la calma?
Acá la sombra parece húmeda de tan tupida,
más allá la tarde arde.
Llamarada de pastizales,
combustible del viento.
¿Cuándo se acabará lo que se acaba?.
¿Qué acabará pasando cuando se acabe?,
cuando se cancele la distancia,
cuándo todo se detenga...

En todo caso parecerá raro ver siempre las mismas nubes ahí colgadas.
No sé que pasará si pasaría,
no sé si el aire se acostumbrará a estar siempre en el mismo lugar tan fácil
como me habitué yo con mi mochila invisible
a mi peregrino oficio de ser casi nadie,
de este siempre llegar
para volver a irme.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, abril 2009)

domingo, 26 de abril de 2009

Sin sosiego




Sin sosiego.
Nadie dijo que no puedes correr hasta ahí,
ni que va o no a esperarte.
No corras,
aún sin aparente sosiego.

Ciudad, ciudad,
¿cuál será el próximo perdido paso?
¿la próxima baldosa que juntos abandonaremos por siempre?
Vas más alto que las nubes,
más alto, pero ya no subiendo.

Uno devuelve el saludo,
la moneda que olvidó el de adelante al sacar boleto en la máquina expendedora.
Uno devuelve el aire que inhala
siendo que el aire no es de nadie.

La máquina que vende el boleto antes era alguien,
recibía un sueldo,
el boletín de calificaciones de sus hijos,
a los amigos en la sala,
una burla por ser del cuadro rival las gracias.

¿cuál la próxima estación de este rumbo sin sentido?
No me considero,
socialista, rebelde, ni neoliberal,
Quisiera meterme en la cabeza un disco de Invisible
y desapareciendo oírlo a donde vaya.
Te dejo la mitad de un durazno sangrando
me voy a recobrar el juicio que dicen que perdimos
desde su tendenciosa tinta
desde sus juzgados torcidos
inclinados siempre para el mismo lado.
Su lado.

Estoy por abandonar ese mundo,
este,
donde tal vez nunca he estado.
Pero no logro salir debajo del dintel de la puerta,
esta lluvia furiosa parece sin fin,
parece mañana nunca,
parece nada.

Tal vez, quizás, puedas pensar que esta gotera
está salpicándonos más que a ningún lado.
Que la tiene y la tiene contigo,
pero nadie sale ileso de esto a lo que no nos han invitado.
A todos nos sucede,
es bajo otro pedacito de cielo que no te toca nunca
que las estrellas brillan impunes.
Pero su luz tarda tanto en llegarnos
que cuando le vez el guiño eso fue a hace mucho tiempo.
Años luz esperando,
son todas ilusiones banales.
No me hagas caso e inventá tu propio cielo.
A la merda con la política,
con el preámbulo que supuestamente precisamos para hacer lo que ya sabemos,
y en el fondo nos conviene.

Hacé la tuya a pesar de todo,
lo mejor, mejor que puedas,
La virginidad no es sacrificio ni es nada,
es a veces suerte y de la mala
entre las multitudes diría intransigentes
si no tuviera que ir a buscalo al diccionario.

El Poeta del Asfalto (marzo 2009 vaya a saber donde y en que estado)
(el vínculo al tema de Invisible (a los que nombré en el poema) es una pequeña prueba piloto para empezar a subir audios de poemas. ¿andará? Gracias Abstrusa por decirme como.)

miércoles, 22 de abril de 2009

Un tal Santos Vega

Se te resbalan las suelas entre tanto forcejeo,
lo de enfrente siempre parece más grande,
más decidido.
Bien o mal aprendiste a defenderte como gato panza arriba
pero esta caída es distinta a las de hasta ahora
y de tan distinta parecida.
No queda nada bajo tus pies
estás volviendo al suelo.

No elegiste los obstáculos,
tal vez ni el camino.
Comprendo, no dispones más que de lo que fuiste consiguiendo;
¡Jay!, sombra, sombra
sombrita
ni una manta para el frío que te va entrando
no más almohada que tu cabello largo.

Capilla ardiente la tarde,
tus ojos son ahora una plegaria:
"Borrále las huellas a mi dolor.
Si soy o no culpable,
si es esto real o no, que importa
¿cuál sería la diferencia?
este es el fin.”

El Poeta del Asfalo (Buenos Aires, marzo de 2009)

sábado, 18 de abril de 2009

Choque de mundos.

Para unos es la cumbre
lo que para otros el naufragio.
Choque de mundos,
artes y aparejos,
apariencias y cansancios.
Verdades, sabidas o sueltas,
al fin verdades.
Si no tienes medida en mente,
nunca te ha de alcanzar
aquello que abraces por más que te pese.

el pesquero hace un surco al mar que el agua borra.
pesca de arrastre o anzuelo, pesca
de madrugada o mediodía u oración,
nunca es tarde
pesca que pesca,
pesca lo que puedas.

Redes rebosantes, para algunos depredación,
para otros el pan diario.
Agonía,
puntada final donde el tiempo sujeta un botón de esperanza
formas para otro fin, reunidas,
aquí, incendiado de aire yace lo que se ha pescado.
El viento gira y gira,
boquea un ser plateado.
Collar de nada engarza al aire una centolla
mientras disimula su emoción
una estrella descolgada que nunca soñó llegar tan alto.
Intenta una lenta caminata mientras que se va apagando,
y en su letárgico paseo no sabe que muere,
pero muere,
y no lo sabe.

Danza de todos los días,
panzón tal vez arenquero pechea la inclemencia,
detrás
altanero va fumando uno más largo
de cabina alta y elegante, como galera.
Va en zig zag, borracho de merluza,
tironea entre las olas.
Cortejo de gaviotas los sigue,
escolta de cormoranes.

Razón y ánimo del hacer fuerza,
temblando en un rincón imagen de brazos abiertos
virgen de los pescadores
manos curtidas se persignan y encomiendan a su gracia
antes de cada salida de puerto,
luego, ya no hay tiempo de acordarse.

El pesquero hace un surco al mar que el agua borra;
Dale gracias al que siembra sin esperar que llueva,
al que colma sin esperar las gracias.
Pero no hay tiempo de rezar aquí en cubierta
mientras una manta raya pide saltos que la maten.
Mundo demasiado liviano,
demasiado etéreo.
Inútiles branquias, ojos abiertos al espanto y la sorpresa.

Más allá,
un perro de bigote entrecano se entretiene triturando una langosta
aquí, a mi vista,
es de un pulpo la pupila seria que se torna oscura y entristece.
Es inmenso el mar,
su redondez se ha tomado el último trabajo de captarlo,
aunque nadie la llora.
Resbala su cabeza,
se desentiende y casi que cae si en donde tuviera.
Mira ya la nada de cara al cielo.

Sin querer en apariencia tomar parte de este carnaval de sombras,
la veo como se retuerce y seca hasta el dolor,
se reseca y se sigue aún más secando
Y al aire pareciera
que le gusta este trabajo.
Mastica y mastica el perro,
ladra,
tose y se babea en la cubierta que sube y baja.
Me tomo de la baranda por no caer,
marea este final mientras un viento punzante va y viene,
gira y gira,
da la vuelta y da la vuelta.


El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, febrero de 2009)

martes, 14 de abril de 2009

Las diez de última

La noche interminable
un oculto reloj que dió las diez de última
se va quedando sin cuerda.

La canilla goteaba,
era el silencio lo que se oía
Otro día que no pregunta por vos,
las visitas venir, vienen cada tanto,
pero te vas quedando sin tantas cosas que contar.
Sin casi nada nuevo que decir.
Los mosaicos deben seguir fríos,
el baño demasiado lejos.
La cama del hospital al final de un pasillo
al que no te asomás hace días.
La ventana a un patio interno
donde sólo se oye llover
y a los camilleros que se ríen y bromean.

Una persona esperando
entre las miles que hoy esperan
los brazos:
moretón por todas partes,
ya no queda ni donde hundirte el próximo suero.
Sos dos ojos cansados buscando detalles en el techo las horas,
taconeo viene y va por el pasillo
Es la vida que se apura por dejarte viejo
la vida de trabajar,
quedar pelado y doblar la apuesta
que vendrá a juntar las fichas que quedan
en el bolsillo que pensabas escondido.

Sabés,
sus dedos largos revolviendo,
no van a hacer cosquillas.
Y vos ahí,
otrora taura,
la canilla que gotea,
el silencio,
las noches que no se te pasan más
mirando el techo sin poder moverte
bajo el peso de la sábana.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, marzo 2009)

a JMB
Taura: Guapo, bravío.

domingo, 12 de abril de 2009

Empalme de nuncas



Trocha angosta
la de agarrar las curvas abiertas y con calma.
Al frente miriñaque
Ritmo cansino,
punteo con nostalgia
chacarera de un triste.

Notorio,
como un tren de vapor atravesando el invierno con su piel renegrida
Riel a estrenar
faltan mil leguas
perdido por perdido no hacen dos y lo sabés,
la fogata se va apagando
la caldera se desincha.
no hay quebracho,
no hay caldén
¡jay!
y a vos te queda tan sólo esa guitarra.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, abril de 2009)

viernes, 10 de abril de 2009

Acordate, gil

Colgado y con boleto,
Oxidado el marco de la puerta
que amenaza con rebanarte el meñíque.
Indice algo hinchado,
PeBe¿y?
sin pasamanos ni estribo,
chupa,
tira pa´abajo el remolino,
intentar no perder este último tren
ni rendirte ante sus ruedas.

Vas abriendo viejos despojos
en bolsas nuevas
¿Recordarán los perros
aparte de verlo todo en negro y blanco?,
a más de ladrar y ladrar sombras.
¿A más de resignación?,
¿tendrán registro y memoria
de lo vivído y visto por la manada?.

Como será este progreso
que acá me vez de nuevo acostumbrando
a buscar en los tachos mi diario sostén.
Con un lápiz labial que a medio usar tiró alguna
en la tapa de este
te escribo el final del poema,

"¡Bienvenida clase media otra vez!,
¡a revolver!"

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires marzo de 2009)

martes, 7 de abril de 2009

De cabeza pa´l empeño

Agria la sal,
Esquirlas en el pulmón
no sé como saldré de este estallido
despedido o parado.
Puñal de neumonía,
En barra cualquiera es guapo
cuando te encara la huesuda,
más de uno pedimos al rincón que vuele la toalla
Dale, vamos che,
deja el llanto
sacá los pies del fangal,
que abajo hay otras flores
de estas que quemó la vida helada
esperando su turno de crecer.

Que vos perdiste,
no es tristeza para nadie más que algunos cuantos con suerte
la vida sigue y uno es tan innecesario para casi todo el resto
que no habrá canción de despedida,
ni casi que murmullo.
Tal vez se oiga quejarse a la pared del cuarto
de la falta de tu sombra,
de los tangos que a viva voz so oían
en aquellas noches en que escribías agachado contra la mesa
versos que al olvido fueron.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, marzo de 2009)

domingo, 5 de abril de 2009

Dejaré mi corazón para que lluevas sobre él

Algodones sin proa para navegar
¿deslizan o ruedan?
se van tierra adentro
parece que alguien las tira o más bien parece,
¿qué parece que tiene?;
un pie de aire que tiene parece
con el que va tanteando desde más arriba
la huella que los vientos le han abierto.

Tiene un poco de frío y sueño,
una forma algo grotesca con que espanta a la aves de su paso.
yo plantado a la masa la veo que pasa
vengo a ser algo así como su testigo.
Sombra me hace como recordándome
que es libre y animal,
que se va rumbo al horizonte
y que se llama nube
mientras escribo el punto final a este poema
que casi de nombrarla se me olvida.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, marzo de 2009)

sábado, 4 de abril de 2009

29.000 metros por segundo

Rotando,
cada vuelta que da el mundo.

En otros tiempos,
el vino entibiaría el cuerpo rodeado de habitación.
Hoy nada se inquieta,
simplemente hace frío.

No sé si el mar descansará,
no lo veo desde aquí.
Si el que creó todo se habrá reservado para sí un cielo fuerte
o un nido de picaflor.
Si lo supiera te lo contaría,
pero puedo asegurar tan sólo que el plato del giradiscos se mueve,
sólo la mano sobre el teclado se mueve.
sólo el mundo sin que lo notemos se mueve.

El cielo enrojece en otro hoy que costará vivir
mientras yo voy a toda velocidad girando
sentado aquí.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, junio de 2008)