lunes, 20 de septiembre de 2010

Saberes, deberes, y no haceres.

Dioses mudos que rigen el tiempo,
Invisibles.
Indicaciones que creemos oír
fin de tarde, Caronte aguarda

Miro la palma,
tengo la llave de la prisión,
creo que aún no le he comprendido.
Vuelvo y vuelvo a aquí.

Fuerza que se vende,
cajones
pedidos,
reclamos.
Cerebro fritado,
pucheros de corazón trozado y agrio

Horario,
esperanza ciega hasta el fin
obediencia sin fin, ni futuro.
Horario,
horario ajeno,
horario impuesto,
horario nuestro, amigo vivo.

Fin de tarde,
sensación de nada,
alarga el Sol sombra de barrotes
Caronte aguarda al borde de alguna noche
mientras tengo la llave de la prisión

sin comprenderlo.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, abril de 2009)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Danzarín

baila, baila ahora
aunque no haya música,
aunque no hay nadie conocido, o del todo de tu agrado,
aunque sean todos figurones de cartón,
incluso uno.
baila

aún sin garantías,
entre lo que parece otro abismo,
o la locura.
Baila
aunque sientas bronca,
aunque estés cayendo,
aunque parezca que ya no sirve de nada.
Que nada queda sobre esta tierra,
lo mismo baila

siempre hay alguien que se olvida de avisar,
que ese tango

era el último


El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, agosto de 2010)

Danzarín por Anibal "Pichuco" Troilo y su orquesta

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Poema consultado con la fiebre

Lluvia al otro lado del cristal,
se escapa,
gotea.

Truena,
y la ciudad va cayendo tan lenta como de costumbre.
Tan sutil y arrastrada como una pareja que baila La Yumba.

El viento arrecia, la luz parpadea y al fin se corta
mientras la basura se atora en los sumideros.

Buscan seguridad los roedores,
corren a las partes altas.
Pongo una laja, sobre la rejilla de la cocina
pues por ahí asoman siempre.
Me arranco con decisión el apósito
y unos cuantos pelos que al él se han hermanado
y lo tiro al tacho,
mientras siento que pedazos de los muros van cayendo
al hueco de mi patio.

Allá, fuera siempre.
Mojados por el aguacero,
doblados por el viento
iluminados por relámpagos, también,
los que sabían huir
seguimos huyendo

sin mayor sentido,
ni saber a donde.

No veo la hora que es,
no veo que tan cerca o lejos estoy,
no quiero ir a dormir.
Me acaricio la cicatriz,

hace frío acá,
sabés

¿quién dejó de golpe todo el viento entrar?


El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, Buenos Aires agsoto de 2010)

Para saber lo que el La Yumba (tango de Osvaldo Pugliese) presione play