sábado, 28 de marzo de 2009

Decíme que seguís tratando

Jugá la fichas que te quedan,
la casa gana al final después de todo.
Uno se va acostumbrando a ver sin más bajar la pila.
Todo ese tiempo en que estuviste tratando de ser alguien más
no fue tiempo perdido
te trajo hasta donde estás, otros no tuvieron tal suerte.
Sin errores esta vez hay que tratar...
de hallar el antídoto correcto,
o el veneno que de justo donde duele.
Jugá la fichas que te quedan,
la casa gana al final después de todo.
Jugá,
que algunas esperas
terminan por ponenerse de acuerdo con la muerte
para encontrarse a cierta hora.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, agosto 2008, de fondo tal vez Frank Sinatra y La orquesta de Claus Ogerman "O amor en paz" (once i loved))


Bichito de la buena suerte,
vaquita de San Antonio,
no distingue mano de tallo
abandona lanceolada hoja verde,
va subiendo entre cosquillas
a los dedos largos como tiempo,
por un momento detienes los gestos acostumbrados,
a modo de bienvenida,
Pero da unos cuantos pasos y se detiene,
Gira como quien piensa en volver por donde vino.
Como vos tal vez busca un camino,
aunque no insiste,
le cuesta entender.
Te quedas aún más inmóvil como rogándole que se quede
pero las dos manchas negras en su lomo,
parecen pupilas que dicen: lo siento
tal vez la tibieza de tu piel le quema,
nadie se dio bien a entender.
que importa,
ya era: no
antes que lo dijera.
Abre sus alas,
y se aleja sin mediar palabra.


El Poeta del Asfalto (Marcos Paz, Buenos Aires, enero 2009)
"Es una especie jodida la tuya.
La mía también."
NTVG

martes, 24 de marzo de 2009

Marzo 24

La paciencia de la araña dió sus frutos:
la democracia
se quedó enredada en los últimos escalones
y no pudo salir de su espiral.
Fueron varios los que fueron en vano a auxiliarla,
probaban y probaban
pero ella resbalaba escalones abajo a pesar de los esfuerzos por alzarla.
Alguno que no pudo hacer pie rodó también prematuramente
con sus buenas intenciones y todo.

Los peldaños ardían,
las ilusiones eran todas fotos viejas,
para colmo alguno, sin querer, por ayudar le rompió un brazo.
Demasiado se esperaba de aquella pobre humanidad,
demasiadas expectativas sobre sus hombros delgados le habíamos cargado.
Se iban soltando uno a uno los dedos,
se iba tornando un tanto dramática la escena.
Uno le gritó un tanto descortés ya a esa altura: "¡Dele señora!, ¡ayude!"
pero ya no contaba con piernas bajo su tul enorme,
miles y miles ignorantes y con odio se las habíamos quitado
y ella mirándonos la inocencia a los ojos con dulzura
no podía decírnoslo,
ni nosotros comprenderlo.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, marzo de 2009)

domingo, 22 de marzo de 2009

Radio frío

Careta obnubilada nos pusimos,
la de dioses provocando al mundo;
no le dimos sitio a la boca que ahora canta amor hacia dentro.
De todos modos la gente continuamos naciendo
sin oído para inocencias tal parece.
Con más olfato para los negocios que para saber lo que es
la juventud a flor de piel,
o la espigada figura de un nardo.

la calle: cualquiera
el día: domingo
podés ser vos, u otro.
La ciudad gira sobre su centro frenética,
permanente,
inútil.
Como un disco de éxitos que no se alcanza a vender bien e insiste.
La canción: la que ya sabés
(cambiala antes de que el disco y tu mente se rayen)
parece como si el cielo hubiera bajado un escalón
hay Sol y extrañamente hace frío
presuntamente verano.
Presiento que enero tiene oculta tras aquel muro su caballería ,
el viento toca su clarín,
las ramas altas completan el concierto
ni a la carga ni retirada.
Girá a cero la perilla del volumen,
y salí a ver que pasa,
que toca oírnos esta tarde.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero 2009) (y dale con querer poner 2008... ¿extrañás?)

sábado, 21 de marzo de 2009

Agua-cero


Así
una noche
otra

mascullando sentires

permitir al cuore

decir que no deben ser las cosas
como son

aguantar algun chaparrón
o agua-cero

salir y ver

que el sol
siempre està dando la vuelta

y que uno

es

simplemente

inconformable.

Domingo largo

Un día la vida sin quererlo me tocó el timbre,
y tuve que despertarme luego de dormir sin borde.
Lloré esa vez, se ve que algo presentía
final de abrazo tibio que luego se olvida
en sonrisa estrenada por nada.

Primeros pasos dubitativos inseguros
como quien busca en teclas de un piano
melodías sin salirse de la escala.
Más tarde llegó esa patria de lunes,
esa cinchada sin suplente.
Pañuelo atado que traspondrá la raya tarde o temprano,
todo tiempo perdido.

Pero haceme acordar, che,
hoy que estamos de franco pibe crecido,
árbol un tanto chueco con sombra de ojera.
Busca clavijero de cintura,
cuerpo de guitarra.
Recordame música,
música la de aquellos tiempos
tócala de nuevo,
otra vez con torcidos dedos
para esta vez
saber escuchar.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, marzo de 2009)

miércoles, 18 de marzo de 2009

Nadie sabrá quien eras tú, ni quien yo he sido.



Las estaciones y sus movimientos rígidos,
toca invierno.
Tal vez no haga falta decir
que se oye de fondo un bandoneón ni que es otra vez domingo,
como un séptimo de las veces.

Puestos de feria atrás,
chapas multicolores recién repintadas aquí,
la vieja estampa : Vuelta de Rocha.
Lugar en donde tal vez bajaron los abuelos que nunca te conocieron,
lugar en donde el tiempo se durmió.
hogar del barro el mismo que pisaron.

El Riachuelo serpentea y se abre a un paisaje opaco de Quinquela.
Yendo contra el Sol
es como te ves la sombra sin llegar nunca a pisarla.

Oigo a alguien que maldice el destino que tal vez eligió,
alguna riega un balcón todo sin flores.
La saludo con la mano y me saluda.

Miro arriba.
Disimuladas nubes, chatas, estampadas ahí
cirros tal vez
nubes una tras de otra,
estiradas,
curvas,
como vértebras.
Espalda de cielo encorvada de trabajar los días.

A contra luz
se refleja contra el agua aceitosa
la silueta de un viejo barco fondeado.
Le acaricio la madera porosa pero reacia a pudrirse;
lo miro de cerca.

La del hombre vestido de atardecer es su cara,
no se parece a nada más que a cualquier otro barco varado.
En un silencio profundo y largo aguarda algo que tal vez presiente,
quiero nombrarlo, pero el musgo su nombre le ha tapado.
Permanece allí callado,
se recuesta contra la orilla.
No quiere, pero algo ya lo empuja.
le escucho vibrar a través de mi palma con las leves olas.
Va pidiendo un poco más de luz,
un poco más de tiempo
no todavía ir a donde siempre es de noche.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, agosto 2008)

lunes, 16 de marzo de 2009

Ajuste de cuentas

Encontraron al inventor del laburo a contramano en un callejón,
y se las qusieron cobrar todas de una vez.
Ya se imaginará lo que le hicieron,
hay que decirlo, ni tiempo de cuadrarse le dieron,
no eran muchos, pero la furia los multiplicaba.
La primera le hizo volar las gafas;
al mentón cerradas la segunda y la tercera.
Tambaleó, y se volvió armar como pudo,
pero ya era una lluvia la de golpes que le dieron.
Que se sepa que no moqueó ni pidió "basta por favor"
pese a la paliza qe le dieron.
La aguantó como pudo y se fe para la casa.
El domingo entero se durmió.
Se le enfriaron los moretones
y casi ni moverse podía ese lunes.
Pidió que le manden el medico para justificr el ausente,
para no pasar por peleador adujo malestar estomacal...

Ya sabés, y por si no sabés, acá va,
no me faltés nunca los lunes...
Andá arrastrado y bancala como puedas
piloteala y falta el martes en todo caso si venís muy filtrado...
Que a las excusas ese día nadie te las cree.

Es verdad que hay trancas que duran toda una semana...
pero muchas cosas se prueban los lunes...
el patrón,
de ahí en más lo puso en la lista de los curdas
le cortó e teléfono y el recreo para fumar.
Y así fue como el inventor fue víctima de su invento,
como el de la guillotina, y como tantos.
Poco poco en su cárcel de oficina
se fue acostumbrando a desaparecer,
y ya nadie sabe quien es, o fué,
si sale cada tanto de vacaciones,
o donde está.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, lluvioso marzo de 2009)

Tranca: Borrachera.
Laburo: Trabajo.
Curda: Ebrio, alcohólico.

sábado, 14 de marzo de 2009

Pasó, pero yo vuelvo...

Remolino,
otra vez muchos ayeres que inundan este vacío de ahora.
El viento va y va sin motivo para arrepentirse,
sin embargo vuelve y vuelve.
Yerba de olvido creciendo entre dos piedras
ya es un incendio
humo se eleva loco sin razón,
sin señal que marque a donde,
sin nada a que volver.
Tres menos cuarto
el Sol reina en las calles, afeita adoquines.
Si sigue así de filoso no tardará en rayarlos
como a tu cabeza.

Contra el árbol de una esquina trenzaba su lazo la ausencia.
Vas amanecido.
Sin saberlo te quedaste mirando lejos un paisaje sin final,
esperando en vano la magia
como encantado.

Dicen que en la distancia se quiere más,
y yo no sé ya,
si te recuerdo o trato de olvidarte.
Estas ahí,
el humo se esparce de tu boca en silencio,
y el viento del recuerdo va y va,
da la vuelta y da la vuelta

martes, 10 de marzo de 2009

Levanta, sí,
al luchador caído,
no su bandera,
No, no le devuelvas las armas
con la que tal vez hizo daño,
a sí, y a otros.
Tregua, algunos dicen demora.
Retirada, que otros llaman éxodo;
paz que busca un momento más propicio para el abrazo,
conciencia dicta:
por ahora aunque sea apretón de manos.

Por ahora y siempre sonrisa,
por ahora no nos rendimos,
por ahora,
y por lo que de el tiempo.

Levanta sí,
al luchador caído,
entierra las armas,
siembra una esperanza
aunque el tiempo se pronostique duro.
Calla por una vez lo mucho que tengas para decir,
y prefiere escuchar al corazón.
La gente puede cambiar,
abre la puerta
has de tu casa su casa,
y ya nadie tendrá que huir.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero 2009)

domingo, 8 de marzo de 2009

Dia De II

Ser

mujer

haber sido
a lo largo de esta penosa historia

los cuentos
que quisieron vendernos


el prototipo
que pretende convertirnos

en un tipo de mujer
envasada

con etiqueta
de 'calidad'

todo este circo
'barbiesco'

ese apetito voraz
del 'esencial' electrodoméstico

que domestica cerebros.


Hoy, en un día cualquiera
uno más en la suma
renuncio
a perpetuar este sino.

viernes, 6 de marzo de 2009

Tironeando recuerdos

Calles de tierra regadas de tarde las de aquel tu pueblo
aquí el viento despierta polvo sobre el asfalto
en rumbos que nunca van a llevar a casa.

Rosa de los vientos, despetalada,
prometiste no jugar tu destino a suerte tan sólo para olvidarlo.
Pero un pie siguió a otro sin pensarlo,
simplemente así,
como quien no quiere la cosa
como quien parece que no sabe lo que quiere
aunque en realidad no quiere nada.

Fue así,
así, un paso y otro paso,
como quien se emancipa de lo único que conoce
y por un instante de incertidumbre añora un tanto las cadenas.

Simplemente así, alejarse sin rumbo, sin pensar.
A una orden inaudita obedecer,
un pie,
luego el otro,
un paso y otro, y otro,
y otro más.
Y ahora: nostalgia,
cargando con todo,
con el yugo al pescuezo que no deja mirar atrás ni buscar un lucero;
con mil huellas ya estampadas en el barro.
Con el látigo que aceptaste tácito, lloviendo y lloviendo, que no deja volver.
Amontonando silencios,
Con deber todo el tiempo todo,
Con tener nunca casi más que nada.
Con esta nostalgia a cuestas que se te ciñe al lomo al tomar el repecho...
intentas concentrarte en el camino
pero recuerdos no son espejismo ni tampoco cosas de arqueología,
están ahí, pasando ahora,
ahora,
justo ahora.

El Poeta del Asfalto (Ensenada, Buenos Aires, febrero de 2009)

lunes, 2 de marzo de 2009

Si escuchas con calma, nadie dijo que te odia

Ya sabés, algunos días simplemente apestan,
y no es que la humedad haga bajar el hedor de los mataderos.
El tren arranca para donde no tenía que ir,
Sigue y sigue.
Buenos días,
tus sueños se vendieron anoche tan barato
que lo que dieron a cambio,
no alcanzó a mover la balanza,
quieta la aguja se quedó
todo desecho,
ni siquiera una marca en la pared,
una seña que diga donde ir a buscarlos de nuevo,
un llamado a las buenas conciencias. Nada.

Deberás intentar una vez más con apenas tus fuerzas,
anónimo en la historia convulsa y arbitraria de cada día
la búsqueda de un horizonte compartido
con quien sabe quien y cuantos.
Vas viajando en un tren atestado,
en mal sentido,
los cuerpos entre sí se apuntalan,
se prestan sin quererlo sus sudores
mientras los rieles se quejan de lo cerrado de otra curva sin aviso.

Si fuera por el espacio deberías haberte ya asfixiado
pero algo en piernas te sostiene
hay quien sufre y piensa
que quedará por siempre aquí atorado.
Pero vos sabés,
si el viento pasa desde la lejana ventanilla,
tu espíritu también puede pasar.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, febrero 2009)