sábado, 21 de junio de 2008

El Sol negado a las semillas vuelve en furias

Soy un caballo de madera
de la urbana calesita.
Uno al que ya se le aflojó la chaveta
que retiene al perno que lo une al parante
de la alocada carrera diaria

En invierno hace frío.
y amanece y anochece
dentro del horario de trabajo.

Y yo siempre giro,
giro
y recontragiro.
Siempre bajo el techo
a la altura prefijada
en un círculo preciso.

Dile a tu niño,
que no me zamarree tanto.
Más si decides dar el mal ejemplo,
y subirte una vez más a mi espalda.
Sabe,
que no podrás culparme luego de no haberte advertido.
Me cuesta mucho mantener la equina calma
bajo la humillante carga de tu orgullo.
Tal vez termine soltándome del todo,
y demos una vuelta gratis más,
pero esta vez en ambulancia.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, junio de 2008)


"Yo nunca tuve tropilla,
siempre he montado en ajeno.
Tuve un zaino que de güeno,
ni pisaba la gramilla.
Vivo una vida sencilla,
como es la del pobre peón.
Madrugón tras madrugón,
con lluvia,
escarcha o Pampero.
A veces me duelen fiero
los hígados y el riñon."
Atahualpa Yupanqui.

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