domingo, 8 de junio de 2008

Arqueando el sonido

Había silencio,
¿o había ensordecido?.
Podría asegurarte que amanecía,
aunque no lo recuerdo.

Un conmovedor sonido era lo presente.
Nadie pareciera, marcaba los compases,
la melodía nos atravesaba.
Y al transponer nuestros organismos,
se impregnaba un poco de nuestra esencia.
Se turbaba
derivando hacia los lados de su sentido duro.

Melodías suaves femeninas,
o dulces de pibe,
que se iban oscureciendo.
Se iban tornando ásperas,
y a la vez valederas.

Dejé de escribir.
Ningún sentido.
Nada en el tintero,
nada en los oídos.
Nada definido,
eran sensciones.

Todo vibraba
nadie pareciera, marcaba los compases,
eramos ciertamente libres.
No tanto como quien inventó el mar,
pero libres...

Ibamos andando,
chocando las ondas penetrantes,
levantando polvareda de historias en el ahora.
Arqueando el sonido a nuestro paso
sin saber si eso se podía.

Le quedan cinco líneas a este sueño,
trataré de resumirlo
entre demandas que van y vienen.

Yo tan sólo te pido que no abandones lo que te alegra.
Te necesitamos acá afuera.
No te rindas.


El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, junio de 2008)

No hay comentarios: