miércoles, 7 de julio de 2010

Hablando al oído de una ballena azul

De forma total te abrazo en vano,
te desplomas,
No puedo bailar con vos
más que en un sueño del ayer.

Quiero ver tu humor gris.
Quiero que te abras y me digas
si puedo entrar a atreverme a sentir
con tu idioma íntimo

Me inclino un poco,
te busco el cuello con los labios.
Largás un chorro por el lomo.
Nena,
tu cabeza va a estallar.

Yo también pienso:
han vaciado el mundo.
Pero nena,
sos tan dulce que eso ahora no me importa.
Voy a rastrearte
hasta lo más profundo
de este océano de codicia,
aunque pierda el ancla

y la fe.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, junio de 2010)

¿Lisérgico?
No. No acostumbro.
Jaques Costeau (Q.e.p.d.) se hubiera erotizado con esto
que tal vez es mi extraña forma de decir cada tanto que me cago en las convenciones de este mundo de sabiondos y suicidas,
o tal vez
así sean las memorias del cetáceo romántico
que late en mí.

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