martes, 13 de julio de 2010

Cuando llega el ocaso

Vine pisándole la garganta
a las baldosas del mismo color.

Sobres de celofán,
sonrisas de plástico,
quiosco de soledad en los andenes de un ramal suburbano.
Revistas largo rato sin quien las mire,
y la luz
que está cambiando

Otro domingo a la bancarrota,
aposté mal,
ando sin diagnóstico,
sin agenda.
Mirando tapas de revistas que no tienen más en común conmigo
que ignoran patológicamente la cotidianeidad.
Cuerpos ajenos,
Inalcanzables,
Crímenes pasionales,
Goles que no son míos.

Bajo con el Sol en este instante
en que, como todos,
se puede intentar hacer todo mejor.
La luz está cambiando,
se alargan las sombras.
Quiosco de la soledad.
Quisiera dialogar con vos en mi caída,
pero ni siquiera tu desprecio,
sin emoción mi historia va perdiendo sentido.
Sigo siendo un extraño en un andén vacío,
sin reloj,
incompleto,
urgido,
entre los que me dicen
que no hay apuro.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, junio de 2010)


Solía ir de pibe por las calles,
por los pasillos caminando hacia la dirección del colegio pisando baldosas del mismo color. Después el viaje fue pasando por la sal.
En fin...
Melancoso, es de los que uno duda en poner, pero va...
Para leer en un libro de tapas negras sostenido con dedos de mimbre.
Para todas y todos los que nos sentimos un extraño en un andén vacío.
Los que no salimos en ninguna revista.
Chau

1 comentario:

DEARmente dijo...

Este es para mi pues!

Hay unos versos que parececiera los sacastes de una foto en la que voy caminado o me he quedado dormido.

Saludos.