lunes, 23 de noviembre de 2009

Virtud de no tener virtudes

Te prefiero así, salvaje y loco
caminando por el costado del mundo
Opiniones y creencias
en las que a veces yo también me hago cardúmen
el humano y su animal gregario.

A pesar de las montañas de libros,
de los claustros alejados del vulgo.
De los tratados,
de los eventos plurifacéticos
de los manifiestos y decretos
de las sueltas de palomas
de los preservativos subsidiados.

A pesar o a causa
de la metralla de buenas intenciones que no encuentran el orificio de salida
y se gangrenan de bondad en cuerpos ajenos.
A pesar de los empréstitos no reembolsables,
de los organismos antagónicos que te dan generosamente a beber la sangre
que brota del tajo que te hicieron medio metro más abajo.
A pesar, sigo,
de los que dicen "hasta el final" justo metros antes de bajarse.
De la onda preocupación por guardar al ser humano en formol,
por poner a la instrucción pública en un altar.
De llamarle cultura a este (para mí) montón de nada.

De proteger la democracia dándole con un palo al o los que no acatan las indicaciones.
De ir cortando flores para alimentar colmenas enteras de zánganos.
Encarcelando padres para asegurarse futuros delincuentes.

A pesar de esta red que gira frenética sobre si misma
donde puedo decir lo que quiero,
a pesar de todo eso,
de tanta flema,
y tanta decencia.
De tanto saber lo que hay que hacer y decirlo
aún no he visto un solo juez que se inculpe a si mismo
ni un banquero durmiendo en una banca,
ni un iluminado que vaya al cielo sin escalas
ni un poeta que haga(mos) explotar una rosa
ni un farol piadoso
que se trague las sombras.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, octubre 2009)

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