viernes, 19 de marzo de 2010

Tiempo de ir ganando

¿Qué sentirá una manzana cuando una linterna apresurada le ilumina el verde?,
¿o las caras estaqueadas en la Isla de Pascua de su mundial fama
a cambio de su condena de siglos adustos ignorando el cosquilleo
de las gotas de rocío poblándole las grietas?

¿Qué pensará el semáforo de no poder girar el cuello y mirar a donde va tan apurada
esa gente que lo mira con fastidio?,
¿de no poder estirar piadoso su amarillo aunque siga esta lluvia?

¿Quién habrále puesto a la guitarra seis cuerdas?
¿Quién dijo basta?

Ojo del sur, ¿cuándo?,
¿sobre cual baldosa de que calle, habrá decidido que yo naciera
desnudo y doliente como todos?

Ojalá algo desatara ciertos nudos, o naciera la gente
con reservas de paciencia o tijeras
Ojalá pudiera alargar esta línea hasta abrazarte,
yo te regalo mi paciencia.
Esa bengala que solté a pleno mediodía
cuando tu planeador pasaba en vuelo no planificado.
La lancé parado sobre una lengua del arrecife de coral
desde el que suelo asomarme los domingos.

Pez que no sabes gritar,
pensabas que todo se acercaría estando simplemente allí
pero el tiempo pasa insoluble como las olas
y en tu piel se cataliza la sal

¿Qué será un siglo para una mariposa?
¿Qué será la libertad para un hombre empleado de este mundo?
¿Qué será esta calma,
más que un pozo en el aire?,
Cómo será dar la vuelta,
me pregunto un gol abajo
a los cuarenta del segundo.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, diciembre de 2009)

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