sábado, 10 de mayo de 2008

Apenas por no sumar otro silencio.

Me miro las dolientes falanges que emergen del largo brazo
doblándose contra la hoja.
Comienza mayo,
hay ya, un cierto frío.

Cuando ya no esté este armazón de huesos
mi poesía deberá sostenerse ya sola.
He deseado cosas esperando que pasen.
He tenido vergüenza y temor,
y luego me he arrepentido.
He pronunciado palabras hirientes,
he sufrido cosas que me apenan,
y he pensado que esas cosas deben pasarle a miles mil veces
Gente con la que no me condolezco.
Gente frente a la que paso de largo.

Me he implantado a mi mismo extraños deberes.
He subido y bajado de vagones en movimiento,
he escrito kilogramos de papel
que los muchachos de la basura habrán canjeado por diez centavos.

Un día estaremos muertos como todos,
habré fracasado en cumplir mis objetivos,
probablemente, como tantos
entre sus escasa o múltiples posibilidades.

Pero tratamos de ser mejores,
y yo te entiendo,
y vos me comprendiste.
Y eso es lo que nos hace afortunados,
eso,
y tal vez más nada.

Antes de quedarme sin voz,
sin vos…
esta es mi extraña forma de decirte gracias.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, mayo 2008)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues así se comenta mas fácil... un abrazo y por cierto, maravilloso poema.

G.C