martes, 5 de febrero de 2008

Pocilga

Chapotear.
Me voy hasta el fondo de la trinchera,
enciendo la radio,
digo a todas las frecuencias que no necesito refuerzos.
Tal vez, para darnos ánimo.
Sólo algunas vendas nuevas.
Y un bombardeo a discreción
a mi frente el próximo amanecer
desde las baterías de la esperanza

Afiebrado lanzo una bengala.
Me asomo.
Constato que el enemigo está en todas partes,
sigue ahí,
y nosotros, de este lado.

Fisura,
grieta,
trinchera.
Improvisado hospedaje para el sueño

Abro una lata de Jurel,
pongo un disco de Aquelarre.
Le hago la venia al arte
y pongo el lápiz y el papel como fusil a mano.
Fiel a mis camaradas.
Para quedarme de guardia
por si la inspiración aparece.

Ya estoy de vuelta en mi puesto.
Sin resignarme a este refugio triste
enciendo la tierna luciérnaga de la esperanza
me tiro contra el respaldo
miro en la pared un poema.
“La Piedra” se llama.

Miro por la rendija del sueño
constato
que...
estamos ganando.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero 2008)

1 comentario:

Lázaro Suárez © dijo...

madre mia... que maravilla