viernes, 9 de abril de 2010

territorio de gigantes

A muchos, tal parece
nos gusta jugar al prócer,
Inconsciente colectivo o implantado
pensaste que ibas atesorando algo importante
que ibas abriendo caminos,
inventando algo distinto.

Un día te diste cuenta que había huellas,
huellas antes que vos,
antes de tus pasos,
de otros.
Huellas,
algunas siguen
otras se pierden.

Socializar las pérdidas
y quedarse con los beneficios.
Tantos siglos de mentira para algo que
pudiera resumirse en dos frases.

Esta gente nunca quiso subirse,
y ahora no quiere treparse al mástil
de un barco que se hunde
pero no interesa.
Nunca interesa.

¿Cuál es la dignidad entonces de un ser humano
qué no puede decidir siquiera sobre su
muerte,
sobre su vida?

La estatua de bronce no habla,
no responde,
su imagen ha sido también utilizada
como tu inocencia y sentimientos.
Es tan solo otro pequeño punto en la historia
Ella nunca pudo salvar a nadie
y aún sigue aplastando miles con sus sueños.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, marzo de 2010)

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