lunes, 8 de diciembre de 2008

no te olvides de no pararte a esperar frente a ciertas puertas donde no cabes
del mundo y su promesa de sótano con ventiladores
de repartirte siempre que puedas para dejar de ganar, tal vez,
pero no perder del todo...
de volver bajo aquel alero cada vez que llueva
para sentir el alegre sonido de los cristales finos
¡de que la bolsa está vacía!
no te olvides
de no despellejar camellos porque sí contra el ojo de una aguja
de no hurgar de más en el tinto muy profundo
del callejón que no va
de mirar y también ver los signos en las paredes
de los que quisieron tal vez matarte,
que no los odias
te tocó,
como si caminaras por un campo y de pronto cayera sobre vos
una flamenca desmayada desde lo alto

No te olvides de los faroles que ciegan caras
de los pies demasiado juntos,
de la inmovilidad de tu brazo izquierdo
del torso hacia delante, anticipo de caída,
de no caminar sobre promesas rotas
¡porque estás descalzo!
de las palabras no dichas hace tanto en la boca
de contestar, por ejemplo: ¡Qué buena que estás!, o Me cago en lo correcto
entre las setecientas palabras rígidas que pronuncias esquematizado
por vos,
no por otra cosa,
por los otros, si,
pero a través de vos
no te olvides
de seguirle dando,
de no quedarte vacío


El Poeta del Asfalto, donde siempre diciembre de 2008
¿probaste con un yogurt?
La versión original que era para recordarme cosas a mí, como casi todo lo que escribo,
y terminaba con la palabra: Pelotudo.

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