domingo, 27 de abril de 2008

Cueva de las manos



Entro a tu caverna antigua,
alguna de las manos muertas te busco
para llevármela contra el pecho un instante
con apretón calor adentro
porque no quiero perderte.

En tu pintura estoy,
estamos
cansados repetidos.
No es nadie,
somos todos
curtidos y de pocas palabras
aquel o aquellos artistas
nos dijeron casi nada.
Les dolían los brazos,
si,
como ahora siguen
y no se quejaron.
Nos dijeron su alegato.

Y mira bien,
no hubo ningún puño.
Multitudes marcharon
el mundo se dividió,
se incendió,
se puso complejo
Corrieron su herencia a lanza y pólvora
ellos, sabios a fuerza de trabajar
mostraron sus manos.
Las descubrieron allí un día
contra las paredes,
estampas de hombre honesto.
Los hallaron culpables de nada
en juicio de la historia

No nos dijeron más que un gesto,
todo cuanto hace falta.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, abril 2008)

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