martes, 25 de mayo de 2010

Incertidumbre

Sepulcro civil,
puerta entreabierta.
Madrugada de domingo para lunes,
la ciudad es una fiera cansada
que exhibe fugazmente su musculatura débil.

Sin pausa marchan esperanzas,
las veo cruzar por calles perdidas
y avenidas que recorre el basurero juntando setenta espejos rotos.
Viajan mujeres y hombres dichosos o presos del ocaso.
Transeúntes, ciclistas,
o mediante automóviles, o por los escasos colectivos.
Viajan a través de Buenos Aires y esta costumbre llana y bárbara
de degollar soñadores
y de agrandar fracasos.

No tiembles,
al principio y al final hubo noche.
Eso dirá la historia, la general, la de todos.
Te han invitado a sumarte,
y la suma no puede dar cero,
esa es la única condición.

Cuando puedas desperezarte de la vigilia,
cuando puedas despegar tu caracol dormido de las piedras
y erigir tu propio vértigo,
tu íntima velocidad a la alegría
habrás hecho la mitad del camino.
Vos solo,
o entre dos,
entre seis,
entre dos por pi al cubo.

Vos,
vos,
vos.
No mires el espejo de la culpa.
No pienses,
no calcules fríamente cuanto ofrendar
a este ritual que no se entiende ni al final ni al principio.

Aunque si, tienes razón:
habría que inventar un juego en que no gane nadie,
pero somos el sacrificio en un altar del tiempo,
y por ahora esas son las reglas.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, mayo de 2010)

2 comentarios:

Patricia 333 dijo...

Sin pausa marchan esperanzas,
las veo cruzar por calles perdidas
y avenidas que recorre el basurero juntando setenta espejos rotos.


Si tal vez son setenta espejos rotos ,los mios fueron mas de Mil

Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ 333

Chusku dijo...

Sabés, uno de los primeros libros que leí era "Los Conjurados" de Jorge Luis Borges. Lo leí por obligación para la escuela.
Ahí empezó todo.
De él es (más o menos) la frase:
"habría que inventar un juego en que no gane nadie"
Tal vez no comparto mucho con Borges más que el haber nacido en el mismo lugar unos cuantos años luego y la sensación de caminra por laberintos. En fin... los espejos se quiebran para todos tal vez más parejo de lo que uno cree, solo que algunos les prestamos más atención.
Al final uno se va, y los espejos siguen rompiéndose yreflejando a otro, y a otro, y a otro.

Saludos
Luis