sábado, 9 de enero de 2010

Permeable de las penas

Galpón,
fábrica cerrada
cartel de no hay vacantes
ojo que mira.

Riachuelo
donde tal vez bajaron los abuelos
que nunca te conocieron.
Mismo barro,
misma pisada,
pero hoy el hueso y la carne es de otro

La mujer tiene menos de un diente, creo,
un hijo por cada arruga que le atraviesa la cara
Globo-ilusión de forma humana
pide a gritos que lo exploten
entre esta inflación de la decencia.

Cinto al que no le cabe otro agujero,
Río tornasol,
Ceniza de otro tiempo
Martes de carnaval,
Río
sin Janeiro.

Costado no sensible a estadística,
Farsa larga, mal reparto.
Miopía urbana,
ojo de gasóleo,
pupila de hidrocarburo.
Catarata de la bondad que no se opera
tal vez inevitable pérdida
que se concentra en los lugares de corriente calma.

Espejo horizontal,
lugar donde mirar la ciudad del revés,
reflejo sobre las aguas.
Imagen ondulante, multicolor.

Riachuelo
donde tal vez bajaron los abuelos
que nunca te conocieron.
Mismo barro,
misma pisada.
No éramos tan buenos ni tan malos como pensabas.
Simplemente: ajenos.

Bienvenido,
has venido a sacarle una postal a los escombros
mientras paciencia de zapatos mojados,
cuida tu automóvil por monedas
entre este bautismo de viento.

La cámara relampaguea.
No se oyó el trueno
pero acá afuera,
en esta orilla de la ciudad,
sin pronóstico llueve

sobre quienes tal vez menos lo merecieron


El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero de 2010)
al barrio de La Boca, a la parte de mis antepasados que tal vez hayan bajado allí,
y hayan vivido en esas casas hechas con los cascos de los barcos y lo más provisorio. A los que no consiguen una forma de sustento para sus hijos, a los que se soltaron justo antes de que aclare, a esos seres que tanta falta hacen, los que mantienen la sonrisa en las tormentas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este poema tiene cierta música, una cadencia que lo hace hermoso y una historia con todos los colores de la nostalgia de esta Argentina nuestra que pudo ser y no y de lo que es hoy con tanta gente necesitada. Va la bronca por esas aguas del Riachuelo, con la sangre de tanto gringo y sus sueños de hacer la América.

No renunciemos todavía al sueño de los mayores.

He de creer en mi argentina todavía.

Qué buen poema.

Un saludo desde Mendoza.

G.C

Chusku dijo...

Tano...
Tano...
No se me piante...

jajaja
Saludos
Luis