lunes, 9 de febrero de 2009

Tal vez nos enteramos mal

Un viento dobla en seco,
en la calle del fracaso.
Dobla y redobla.
y tal vez...
y tal vez venga por mí, y por otros tan ingenuos como yo,
y no me quejo,
en este casi, casi tango en cuatro tiempos y sin baile

Hay sombras,
si,
hay sombras.
No sabía que fuera tan alto, o tal vez,
haya alguien más, acompañando, o riendo,
en esta mala, mala noche.

Noche sin vuelta atrás,
lucero
pupila se duerme tras las nubes,
espera que exhaspera
esquina malhabida,
penúltima de las sin ochava.
No se ve ni lo que va, ni lo que viene.

tiempo del medio,
tiempo de poner contra la pared la espalda y esperar,
no demasiado tiempo,
no tiempo de armarse mejor,
ni de barajar y dar de nuevo.
Tiempo apenas
de que reabra el lucero su párpado de nube,
de que un perro que hurga bolsas se pare a mirar
avisándote sin querer que a la vuelta de la esquina alguien se viene.
Que cierres el puño y aprietes bien los dientes,
o huyas a esconderte.

Con la sorpresa de tu lado te sientes fuerte,
pero las nubes se descorren y está detrás tuyo la Luna.
Tu sombra proyectada sobre la esquina
pone a quien sea que venga del otro lado parejo sobre aviso.

El perro ya corrió,
una mitad adentro tuyo le dice que también corra
a otra mitad que ya se cansó de esperar que todo vaya a peor.

¿Para qué?
¿Por qué no puedo encontrarte?
Tal vez nos enteramos mal,
nada personal,
pero nadie va a retroceder,
ni puede avanzar así
estancado acá.

Cuatro de la madrugada, tic, toc.
La calle huele
a eso de que están hechas las desgracias.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires enero 2009)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oye, que final!

¿Es posible un 'tango de cuatro tiempo sin baile? ¿Es posible eso?

Así, como vos lo decís, no lo puede decir nadie.