lunes, 8 de febrero de 2010

Devónico

allí están,
tal vez caídos del cosmos
tal vez los sembró allí una inmensa, generosa, mano
de las aguas a la costa
invertebrados
seres simples
el planeta se ha enfriado lo suficiente
para ese pequeño gran paso.
Todo parece solitario,
previsible,
silencioso.
todo inmóvil,
salvo ellos que están allí incógnitos,
indescifrables.

Nadie entiende el mecanismo,
nadie, aun ellos.
Pero algo parece convocarlos,
se van dando cita,
emergiendo con torpeza
unos persistirán,
otros desparecen.

Hay un diseño tal vez aparente,
una trama que se va urdiendo,
pero todo prematuro,
este es el panorama temprano
de un amanecer muy nublado y tormentoso.

Pequeños seres simples
bajo un entorno ajeno a las vivientes vicisitudes.
La atmósfera aún huele a azufre
y aquí nadie ha dicho aún la última palabra,
ni la primera.
Faltan mil quinientos millones de años
para las promesas,
el amor
o la guerra.

No hay comentarios: