martes, 8 de enero de 2008

Quiero ser una lágrima en tus ojos

No era vino sobre la tierra,
sólo sangre fresca.

No estaban invitados a la fiesta,
tienen la culpa.
El tiempo les negó la entrada,
dignidad,
la escuela, si la quisieran.
Justicia,
esperanza
o tu mano.

Son oscuros,
lejanos.
Se mueren de enfermedades
que da miedo nombrar.
No abrazarán nunca a tus hijas.
(Esperas)

Indígenas,
indignos,
indigentes.

De tus verdugos,
con pena, parece, formo parte.
No pido lo imperdonable.
Pretendo apenas
que me dejes nombrarte,
para demostrar que aún existes.
Que estás doliendo ahí adentro.

Nosotros le hicimos el nudo a la cuerda,
pateamos la silla.
Pero ellos tienen la culpa de todo.

La historia nos enseña
que no hubo piedad con los que antes aquí estuvieron.
Y la historia es una rueda…

Descuelguen el cadáver,
y no se hable más de esto.



Mujer,
con pena tomas en tus manos la lista que te han dado los vencedores.
La lista con los nombres que estás autorizado a ponerle a tus hijos.
Nombres ajenos, para que pisen una tierra que no es nuestra.
Yo quiero ser una lágrima en tus ojos que te acaricie la mejilla cuando la leas.
Yo no nací para ser un tirano.
Yo nací para cantar,
y para que tú cantes conmigo.


El Poeta del Asfalto
(Buenos Aires, enero 2008)

(Dedicado a todos los pueblos oprimidos que luchan por mantener su dignidad y costumbres.)

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