domingo, 7 de junio de 2009

Manos calladas



Viento noroeste:
vuelo de avispas
que se cuela entre el cemento.
Treinta y ocho grados cinco décimos
anuncia la radio.

Las manos del taller sin embargo no descansan
el techo de zinc irradia
algo parecido al Sol,
el hombre trabaja como siempre.
Sonríe entre sudores
no espera piedad del cielo.
El hombre,
más allá de color y creencia.
El de ayer,
nosotros.
El que vuelve a renacer en el hoy.
El que morirá mañana sin tener casi nada.
Bajo todo cielo,
surcado de sudores
en silencio clama.

Hermana, hermano,
yo sé que a tu humildad,
no le gusta que te nombre
Entonces diré tan sólo,0
que han pasado ya
muchos veranos de ignorancia y olvidos.

Devuélvannos nuestras vidas a nosotros.

El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero 2008)

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