El Sol parece un relámpago contínuo.
Paisaje de acetato brilla con su luces prestadas
a pleno mediodía y sin pedir permiso.
El pampero corre,
yo me reservo los pasos para más tarde,
Me mira una calandria que comparte mi refugio bajo las ramas,
Me mira y me mira.
¿Querrá mi brazo?
¿sabrá que escribo la palabra:
pá-ja-ro?
¿quién sabe cuando llegará la calma?
Acá la sombra parece húmeda de tan tupida,
más allá la tarde arde.
Llamarada de pastizales,
combustible del viento.
¿Cuándo se acabará lo que se acaba?.
¿Qué acabará pasando cuando se acabe?,
cuando se cancele la distancia,
cuándo todo se detenga...
En todo caso parecerá raro ver siempre las mismas nubes ahí colgadas.
No sé que pasará si pasaría,
no sé si el aire se acostumbrará a estar siempre en el mismo lugar tan fácil
como me habitué yo con mi mochila invisible
a mi peregrino oficio de ser casi nadie,
de este siempre llegar
para volver a irme.
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, abril 2009)
martes, 28 de abril de 2009
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2 comentarios:
Cuando escribes, pintas. Este cuadro me gusta. Imagino ese pájaro mirándote.
vaya oficio el que te has buscado: ser casi nadie...
Lo importante es tener alguno, creo. Los oficios son más bien todos casi iguales.
Saludos
Luis
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