Para unos es la cumbre
lo que para otros el naufragio.
Choque de mundos,
artes y aparejos,
apariencias y cansancios.
Verdades, sabidas o sueltas,
al fin verdades.
Si no tienes medida en mente,
nunca te ha de alcanzar
aquello que abraces por más que te pese.
el pesquero hace un surco al mar que el agua borra.
pesca de arrastre o anzuelo, pesca
de madrugada o mediodía u oración,
nunca es tarde
pesca que pesca,
pesca lo que puedas.
Redes rebosantes, para algunos depredación,
para otros el pan diario.
Agonía,
puntada final donde el tiempo sujeta un botón de esperanza
formas para otro fin, reunidas,
aquí, incendiado de aire yace lo que se ha pescado.
El viento gira y gira,
boquea un ser plateado.
Collar de nada engarza al aire una centolla
mientras disimula su emoción
una estrella descolgada que nunca soñó llegar tan alto.
Intenta una lenta caminata mientras que se va apagando,
y en su letárgico paseo no sabe que muere,
pero muere,
y no lo sabe.
Danza de todos los días,
panzón tal vez arenquero pechea la inclemencia,
detrás
altanero va fumando uno más largo
de cabina alta y elegante, como galera.
Va en zig zag, borracho de merluza,
tironea entre las olas.
Cortejo de gaviotas los sigue,
escolta de cormoranes.
Razón y ánimo del hacer fuerza,
temblando en un rincón imagen de brazos abiertos
virgen de los pescadores
manos curtidas se persignan y encomiendan a su gracia
antes de cada salida de puerto,
luego, ya no hay tiempo de acordarse.
El pesquero hace un surco al mar que el agua borra;
Dale gracias al que siembra sin esperar que llueva,
al que colma sin esperar las gracias.
Pero no hay tiempo de rezar aquí en cubierta
mientras una manta raya pide saltos que la maten.
Mundo demasiado liviano,
demasiado etéreo.
Inútiles branquias, ojos abiertos al espanto y la sorpresa.
Más allá,
un perro de bigote entrecano se entretiene triturando una langosta
aquí, a mi vista,
es de un pulpo la pupila seria que se torna oscura y entristece.
Es inmenso el mar,
su redondez se ha tomado el último trabajo de captarlo,
aunque nadie la llora.
Resbala su cabeza,
se desentiende y casi que cae si en donde tuviera.
Mira ya la nada de cara al cielo.
Sin querer en apariencia tomar parte de este carnaval de sombras,
la veo como se retuerce y seca hasta el dolor,
se reseca y se sigue aún más secando
Y al aire pareciera
que le gusta este trabajo.
Mastica y mastica el perro,
ladra,
tose y se babea en la cubierta que sube y baja.
Me tomo de la baranda por no caer,
marea este final mientras un viento punzante va y viene,
gira y gira,
da la vuelta y da la vuelta.
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, febrero de 2009)
sábado, 18 de abril de 2009
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3 comentarios:
Este es un texto muy filosófico, definitivamente. Has manifestado algunas ideas que yo mismo en estos momento de mi vida reflexiono mucho.
"... y en su letárgico paseo no sabe que muere,
pero se muere,
y no lo sabe"
Eso me toco fuerte.
Que buena entrada, me ha cautivado aquellos de: ‘danza de todos los días, razón y ánimo del hacer fuerza’
Saludos
Bueno, gracias por tomarse el tiempo de comentar.
Suelo publicar coss que sueño algún día prolijaré no sé de que manera.
Y en cuanto a lo que decís DeaR, creo que las formas de pensar van atadas a los estados de ánimo. Hay momentos en los que es mejor encontrar algo que hacer, pero uno... suele pensar demasiado. Yo soy de los que si la piensan mucho al final no la hacen.
Y pensándolo mejor la termino acá.
Saludos
Luis
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