somos tan crueles y maquiavélicos
que casi forramos los besos en plástico
tan efímeros
como poemas suicidas
en un foro de solitarios
y todos estamos heridos mortalmente
por una enfermedad sin nombre
perdiendo el tiempo en odiar
mientras el minutero corre exhausto
para vencer al tiempo.
no estamos invadidos
por el virus de la felicidad,
no nos acaricia un angel
antes de lanzarnos a la pesadilla de la fase REM
en realidad somos tan efímeros
que casi ni existimos,
animales fuera de las verjas del sistema
prisioneros de la secta de la palabra
tan crueles
tan maquiavélicos
y a veces
tan bellos
tan atractivos
tan malditos.
john ash, 27 de un caluroso julio del 2008.
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