domingo, 20 de enero de 2008

Ardiendo

Ardiendo


Aprendemos a arder
con cada movimiento,
como el junco,
sin partirnos
ni convertirnos
en otro personaje.

En realidad
todo sigue sin cambiar,
enfermos
de nuestra propia vida,
siendo
aquello que somos.

Se quiebra
una ruptura dormida
y nos damos cuenta,
de que solo podemos ser
lo que somos,
nada más.

Esta rutina
de lobos y corderos
buscando mordida,
cicatriz,.
huella
y sangre.
Lo inventado,
como un verso
sin poema
en el que esconderse.


john ash.20 de Enero del 2008

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