Golpe a golpe van tallando la roca,
y el rubí,
y la forma de ser,
golpe a golpe
le dejaron la pesimista filosofía,
la nariz torcida,
la sonrisa por nada.
Lo mismo da,
buenos días, regulares o jodidos.
palmadas de hombro o promesas,
o mentiras.
El semáforo pasa a rojo de nuevo,
con los tallos enredados en los dedos
"flores para el amor" repite entre los autos como un credo.
Reacción acondicionada,
miradas de aire,
ventanilla cerrada.
Saluda y sigue.
Lo mismo da,
los autos arrancan y él sube a la vereda.
Va de nuevo hasta la esquina
y cuando el tránsito para,
él arranca de nuevo:
"Flores para el amor"
Algunos por verlo siempre allí parado creen que lo conocen
y le desean en silencio un futuro alto,
o una caída sin escalas.
Pero él,
hace rato dejó de mirar cielos.
Los precios del mercdo suben
y con el tallo cada rosa que no vende y se marchita,
el tiempo le va haciendo una corona.
Mientras arriba se comulgan
su inocencia,
él, sin saberlo,
y sin profesías,
ya encargó su final
a una Cruz del Sur.
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, mayo de 2009)
martes, 11 de mayo de 2010
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