Nos entendimos pobremente,
tal vez, entre la gente,
ya no me reconozcas de ningún modo.
La noche pasó,
el farol iluminó con su luz angelical
el asfalto duro reflejó cuanto pudo
los insectos bailaron en trance hasta perder la piel
como tus deseos
una demente danza que no nos calma nada.
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, enero de 2010)
lunes, 25 de enero de 2010
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