Ebrio de ganas
tambaleo en el sentido,
piso en falso y casi caigo.
La escritura es un pasillo largo
sobre la cubierta de un barco
que se hunde y aflora.
Me anoté en un márgen averiguar que es un pronombre
cuando pase esta tormenta.
Me invitaron a subir a bordo,
pero olvidaron darme el salvavidas.
Voy cruzando entre las olas,
rengo de saber,
voy por las palabras
dando tumbos.
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, noviembre de 2009)
martes, 8 de diciembre de 2009
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