suerte zurda,
historia nomás,
cosas que pasan.
Desgracia como las que a cualquier gaucho le acontece.
¿Era invierno o era verano aquella esquina?,
el calor venía de adentro
quien sabe quien antes de perderla yo
me la encontrarara...
Y al buen entendedor pocas palabras
y a la guitarra aquella el mejor de los deseos.
Rezo por su descanso.
Que de lujuría de cinturas con uñas marcadas,
de salvajes guitarreros de pocas notas y vinos tupidos el creador proteja.
Asi sea.
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, diciembre de 2006)
martes, 17 de noviembre de 2009
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