Luego de un tiempo mordiéndonos mutuamente las yugulares.
De ofrecernos en sacrificio a los altos dioses del trueno,
hemos visto que a nosotros nos partía el rayo,
y para otros era la llovida,
Y por suerte comprendimos que:
mejor cuanto más lejos del gran generador de la locura
Que nos rompieron en veinte la partitura
y hemos salido al concierto mundial
en calzoncillos y sin instrumento
a pasear nuestras vergüenzas.
Mejor
que no sigamos contestando a los proyectiles de la platea
con más y más insultos;
y juicios en el tribunal de La Haya.
Un día tal vez nos sinceremos
y bajemos del escenario globalizado
a continuar con nuestras simples vidas.
Será luego de terminar la introducción.
Cuando al escuchar comprendamos,
que los acordes que acompasa la batuta;
esos,
esos que intentan que toquemos.
No son otros
que los de nuestra propia marcha fúnebre
El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, Mayo de 2008)
martes, 20 de mayo de 2008
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